martes, 15 de septiembre de 2020

Madrisboa

En el año 2030, numerosas madres de hijos "ilegítimos" de millonarios, piden sus partes de herencias. Las pruebas de ADN revelaron que genéticamente eran sus hijos legítimos.
Tras años de investigaciones, se pudo descubrir que al menos un par de casos esos niños eran producto de una red mafiosa que robaba elementos genéticos de las cloacas y basuras, creando clones modificados, que forzaban a mujeres a gestar y reclamar luego las herencias. Se llamó a estos niños, "hijos Boris", debido al parecido con el caso Boris Becker, aunque muchos les llaman "hijos de paja"

Para luchar contra esta nueva forma de estafa, surgió la Policía Genética, en 2045, fueron añadidos a este grupo los miembros que descubrieron la estafa. 

Formo parte de esta unidad, desde el año 2070, ya son diez años, en particular en la sección de vigilancia residual, me dedico a vigilar las alcantarillas de Madrisboa, para evitar que haya más robos de gen., Madridboa es una de las grandes ciudades europeas, se extiende a lo largo del Tajo. Entré en esta unidad como un héroe, ya ayudé a la desarticulación de una banda que se dedicaba al robo de material genético, para luego venderlo a las mafias clonadoras. Esta banda se hacía pasar por personal de mantenimiento de equipos de destrucción genético, que tienen los objetivos en sus casas para destruir cualquier residuo genético. Pero choqué pronto con el jefe de la unidad, Bill, que todo el mundo llama "micro" descendiente de uno de esos hijos paja, de los que sus madres se pudo descubrir su verdadera procedencia. No confío en él y lo desenmascararé.

Hoy tengo que revisar los sistemas residuales de los barrios de Talavera y Aranjuez, por lo que me pongo rápidamente mi ropa de protección, que saco de mi taquilla y me dirijo a mi unidad de transporte intercloacas. Es una unidad ya antigua, pero funciona bastante bien, es lo que mejor funciona de mi vida. Me dirijo a la puerta de seguridad dónde me espera el servicio de control, que me revisa minuciosamente y con aspereza, a diferencia del cuatro compañeros que hemos coincidido en la estrada, que realizan bromas. No me importa, porque quiero ponerme a revisar esto lo antes posible, esta ruta es la que nadie quiere y me llevará todo el día.

Por fin llego a mi unidad de transporte, pero me la han cambiado. Grito al encargado preguntándole qué ha pasado, ni oigo su respuesta, porque sé qué me dirá. Abro la capsula y sale un olor horroroso, eso es que a alguien se le inundó la cabina de aguas fecales, ya sé por qué me lo han cambiado. Me pongo mi máscara-filtro, aunque no suele hacer falta dentro de la cabina, pero este olor durará meses. Me pongo a horcajadas en la cápsula e introduzco las coordenadas de la primera visita en Talavera. A pesar de la máscara el olor es insoportable, pero en 45' llego a mi destino, dejo la cabina abierta, para ver si se consigue ventilar algo, aunque esté dentro de las cloacas, el olor fuera está menos concentrado que en mi unidad de transporte.

 


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