sábado, 21 de noviembre de 2015

experiencia gay



Esta entrada es un ejercicio duro de sinceridad, no sé si es el adjetivo adecuado, quizás tendría que hablarlo con un psicólogo, mi mujer, un cura o algún amigo, pero no, debido a mi afán de hacer de este blog una gran exposición de experiencias, absurdas, os voy a hacer partícipes, cómplices lo que veáis. [Quizás esta entrada junto a la anterior tiene un tema sexual que suba la audiencia, estoy totalmente vendido al sistema divulgador].
También como ejercicio propio de blog, me voy a entrevistar a mí mismo.
Entrevistador: -“¿Cómo fue dicha experiencia gay?”
Entrevistado: - “Muy turbadora, y por favor no realice juegos de palabras.”
Entrevistador [conteniendo la risa]: - “No claro si la deja botando no vamos a andar desde el principio rebajando el nivel de la entrevista.”
Entrevistado: - “Bueno vas a preguntar más o me voy, que tengo cosas que hacer”
Entrevistador: - “Vale, vale, no te pongas así. ¿Cuándo y dónde ocurrió?”
Entrevistado: - “Estaba yo trabajando por unos días en Las Palmas, dirigiendo unas obras de cableado y tecnificación de unas oficinas nuevas, para preparar el traslado entero de una oficina. Hará ya casi diez años”
Entrevistador [interrumpiendo al entrevistado]: - “¿Fue en las oficinas?”
Entrevistado: - “No, hombre, en el hotel donde estaba alojado.”
Entrevistador: - “Claro más apropiado y cómodo”
Entrevistado: - “Bueno, ¿sigo o tienes algo más que apuntillar?”
Entrevistador: - “Siga, siga”
Entrevistado: - “Pues el hotel tenía una sauna en la parte superior, con un gimnasio, el gimnasio lo usé el primer día y estaba yo solito. Para usar la sauna ponía que había que avisar una hora antes en recepción para encenderla. Era lógico y así me permitiría disfrutar de la sauna solito, como el gimnasio. Así que cuando llegué del curro, que iba super lento y era estresante y esto que avisé en recepción que encendiera la sauna”
Entrevistador: - “Que bien te vino eh???”
Entrevistado: - “Bueno, subí al gimnasio y cuando vi que estaba encendido me metí en la sauna. Yo llevaba un bañador corto, ya que me resulta insalubre el hecho de ponerme en bolas en una sauna”
Entrevistador: - “Lo es, por eso hay que poner una toallita”
Entrevistado: - “Efectivamente, toallita que no había subido, yo iba con mi toalla. Pues cuando llevaba un ratito en la sauna, no mucho porque tampoco aguanto mucho yo eso, entró un tio, con toallita, que rápidamente se quitó y se quedó en bolas”
Es muy antihigienico.

Entrevistador: - “Qué incómodo ¿no?” [Con tono irónicó]
Entrevistado: - “Tampoco me preocupé, no miras y ya está. De tal forma estaba despreocupado que entablé conversación”[Su tono es defensivo]
Entrevistador: - “¡Error!” [en forma jocosa]
Entrevistado: - “Eso ya lo sé ahora. Pero soy, era así, ahora ya no lo hago. Pues entablé conversación inocente, el tiempo y chorraicas por el estilo. Cuando estaba ya cansado del calor me despedí amablemente con un, bueno me voy y me fui al baño turco que es lo que más me gusta”
Entrevistador: - “Es que luego se respira mejor con la menta, siempre es mejor”
Entrevistado: - “Pues de repente se presenta allí, el elemento, era un sitio estrecho y con poco sitio y la conversación no me gusta nada, no recuerdo que era lo que me creó sospechas, pero decidí irme, otra vez despidiéndome, a lo que me respondió, ‘quédate’, eso me descolocó, respondí con un no seco y volvió a decir ´quédate que te lo vas a pasar bien’, volví a decir no, ya estaba yo fuera cogiendo la toalla y secándome, tarea que decidí realizar ya en mi habitación y el prenda en mi huida me soltó ‘tú te lo pierdes’ a lo que respondí, yo me lo pierdo”
Entrevistador [con los ojos como platos]: - “Que desfachatez, te quería usar como mero instrumento sexual”
Entrevistado: - “Lo que aún me extraña es la casualidad que alguien fuera a usar la sauna al mismo tiempo que yo. En fin, aquí acaba mi experiencia”
Entrevistador: - “¿Y ya está?¿No hubo toques, ni rozamientos, ni besitos, ni na?”
Entrevistado: - “¿Te parece poco? Ligué y me di cuenta, un hito para las pocas veces que he ligado en mi vida. Yo estoy un poco traumatizado aún. Ya no entablo conversación en gimnasios ni saunas ni nada así, perdí mi inocencia.”
Entrevistador [medio divertido]: - “Pues, aquí se acaba esta ridícula entrevista que no nos ha dicho nada. Ya no se si hasta otra o aquí se acaba la serie de entrevistas que estaban programadas tras este fiasco.”
Más de uno estará así tras esta entrevista.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Metepatas



Quizás uno de los motes que me podría haber ganado en mi vida es el de metepatas, en otro capítulo habría que ver por qué soy metepatas, quizás porque soy despistado, porque intento darme importancia, no sé, puede que haya más motivos que mi visión obtusa de mi no me deja ver.
En esta entrada voy a narrar, quizás mi última metedura de pata más sonora, quizás es la que tengo más fresca, bueno espero poder contároslo como os merecéis.
Pues el día de actos, estaba yo con mi señora esposa, en ese momento era mi señora novia, esperando a una amiga de ella, no recuerdo muy bien el por qué, ahí en esa ubicación, tampoco recuerdo muy bien la causa, apareció el que era hasta esa fecha un buen amigo mío [todo esto está tan confuso en mi mente como lo cuento]. Él también apareció con su novia, la que luego fue su esposa. Pues bién, quizás tras momento de sorpresa o momentos de despiste, apareció la amiga de mi mujer, la que estábamos esperando y yo me hice el héroe, educado o detallista y decidí presentar a todos. Presenté a mi amigo y llegó el momento de su novia.
“- … y ella es Aurora.”
En ese justo momento percibí algo raro, yo miraba a la amiga de mi mujer, pero de reojo podía notar que la cara de mi mujer se teñía de blanco, la de mi amigo de rojo y la de Aurora de verde. Puede que transcurriera menos de un segundo, pero es uno de esos momentos que el tiempo transcurre sumamente lento, mis neuronas empezaron a desperezarse para intentar que podía haber causado tanta conmoción, mientras mis ojos veía caer lentamente una pelusa de la camisa de la amiga de mi mujer. Mientras aún la pelusa volaba y se oía un grillo en la calle pude oír a mi amigo decir y el roce de algún segundero que se movía de forma sumamente lenta.
“- Ehhhh, se llama Irene”
Hasta ahí es un error que a cualquiera le puede pasar, pero aún mis neuronas seguían analizando que había pasado y estaban convencidas que no había habido ningún error, por lo que en vez de dejar el momento como un despiste empezaron a hurgar entre los rincones más escondidos de mi mente, seguía el tiempo trascurriendo de forma irregularmente lenta, no presagiaba nada bueno, ¿quién era Aurora? La pelusa aún seguía cayendo, no había pasado ni tres segundos cuando mi boca recibió un mensaje de alguna neurona díscola y pregunté, sin saber como ni que tono, posíblemente con una voz de niña con gallos
“- Y... ¿Quién es Aurora?”
Mi mujer rápidamente bajó la mirada, la amiga de mi mujer miró hacia la pelusa que yo miraba extrañada y que aún no había caído, la que ahora se llamaba Irene se le erizó el pelo y mi amigo pasó de un rojo grana a un blanco pálido.
El tiempo seguía corriendo muy lentamente. El silencio volvió a llenar todo y no se oía ni el maldito grillo, que quizás me miraba desde su escondite partiéndose el culo.
En ese momento una de mis neuronas que estaba buscando encontró un recuerdo vago, un escote, como el de la foto, sí como el de la foto. La tal Aurora tenía unas perolas de impresión. [Os preguntareis que esto no tiene que ver con la historia, que es sólo para poner una foto que gane lectores, no os falta razón, pero la historia continua.]
Eran tal que así los pechos de Aurora

El tiempo se desbloqueó, Dejé de mirar la pelusa en cuanto me vino este recuerdo y miré sin querer la parte del pecho de la tal Irene, aunque esta parte no estoy seguro que pasara así. Esta tal Irene no tenía nada de pecho, (años más tarde se operó y se puso peras de goma).
Ahora si pasó el tiempo muy rápido con un silencio sumamente incómodo, gracias a un cambio astuto de tema la situación se desbloqueó lo suficiente para despedirnos y que cada uno siguiera su camino.
Algunos ya sabréis quien era la tal Aurora, pues bien, para confirmároslo, era una antigua novia de mi amigo. Ahora también la tal Irene es su exmujer, no sé si esta anécdota tuvo que ver en esta situación actual o no. Ahora mi amigo tuvo que salir del país para casarse con otra chica que ha tenido la delicadeza de no presentármela para no estropear su idilio. Ahí él aprendió la lección y le doy las gracias para no tener que sufrir algún otro lapsus.
PD: los nombres de Irene y Aurora tienen una fonética que me lleva a confusión. Y esta confusión la sigo teniendo aún.
PD2: Amenazo también con hacer una serie de Metepatas.
PD3: Si mi amigo lee esto, que lo comente por favor, los lectores tienen derecho a otro punto de vista.