lunes, 7 de marzo de 2016

metepatas 3

Pues esta vez, estaba en el la fiesta de cumpleaños de un gran amigo, que cumple años el 29 de febrero, si uno de esos seres raros que solo sales cada cuatro años, gente producto del capricho del destino.
Un momento de la fiesta

Pues en dicha fiesta que incluía fiesta en vivo, con sus dos bandas que tiene, en un local con escenario grande, me presentó a su novia, creo que fuí refinado, educado y comedido, por lo que no metí la pata. Ella estaba con fiebre, así que si hubiera metido la pata lo hubiéramos achacado a su enfermedad, decía que se tendría que ir pronto, ya que no podía arriesgarse, a eso la sonsaqué y  nos contó que se iban  de vacaciones una semana a Madeira, sí una de esa islas del atlántico, que está un poco más al norte de las canarias, donde suele haber buen tiempo casi todo el año.
Por supuesto no pude dejar de decirle, a mi amigo, que si iba a Madeira Beret, a esquiar, me aseguré que su chica no estuviera cerca para soltar esta gracieta, así no metía la pata. Parecía que la fiesta iba a ser un éxito, sin que yo la estropeara.
Conversé con amigos de mi amigo, de su trabajo y a pesar de mis chanzas, creo que quizá por el alcohol, pasé desapercibido.
Ya me iba a ir y mi amigo cumpleañero, que su novia se había ido, charlaba con otro amigo en común, el que nos presentó muchos años antes al cumpleañero y a mí, con otra persona, que casualidades se llamaba como yo. Así que iba a despedirme, cuando mi amiguete comentó en la conversación que estaba cansado. No pude contenerme y decir
"Menos mal que te vas la semana que viene de vacaciones para descansar"
El tercer personaje, que se llamaba como yo, se le cambió la cara y miró a mi amigo muy raro, a mi amigo, también se le cambió el color de la cara diciendo un "no, no, no, no".
El tercer personaje, el que se llamaba como yo, le dijo
"¿y cuando me lo ibas a decir?¿sabes que yo me voy de viaje a Amberes de curro el martes y el miércoles?"
Algo raro sentí

En esa me escabullí de forma sigilosa, tirando un taburete y todos los abrigos que había encima del mío, que habíamos amontonado en un rincón, tirando un par de copas que tenían mal sujetas dos amigas del cumpleañero, todo ello, perseguido por la mirada acusadora de mi segundo amigo.
Salí algo así

Cuando conseguí salir a la calle, con el frio que hacía, una sonrisa se dibujó en mi cara, que coincidencia, tienen otro amigo que se llama como yo.
Al día siguiente pregunté a mi amigo, no al cumpleañero, que no sé porqué no me cojía el teléfono,  que tal  había acabado la fiesta y parecía irritado conmigo, que parece ser que el que se llamaba como yo era el jefe del cumpleañero y que se había liado una bronca de tres pares de cojones.
Así que visto lo visto no creo que invite a mi jefe en el próximo cumpleaños. Por si acaso.

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